Matrimonios y algo más

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Antigua Iglesia de Cañuelas


Según los rituales más antiguos, el novio no puede ver a la novia con su vestido antes de la ceremonia, la novia debe llevar algo azul para simbolizar la fidelidad y la constancia en el futuro matrimonio, algo usado para no olvidar el vínculo con sus amigas y familiares, algo nuevo para augurar fortuna, futuro y éxito, y algo prestado para simbolizar la ayuda que la novia siempre podrá esperar de sus familiares y amigos.

El velo, como símbolo de privacidad y modestia y la entrega de las ligas como pérdida de la virginidad que implica el matrimonio.

Los trajes de los novios (discretos, oscuros, con camisa blanca con moño negro, azul o rojo al cuello y pañuelo de dos puntas en el saco) pasó a ser blanco, gris o de los colores más raros y extravagantes, además de utilizarse en muchos casos los uniformes de gala de bomberos, policías, militares, scouts y otros. Los hubo hechos a medida por los grandes sastres de Cañuelas, alquilados o comprados. Los accesorios: unos delicados jazmines en el ojal, gemelos en los puños de la camisa, reloj de cadena…

Los vestidos de novia, en cambio, siempre fueron sorpresa y creatividad, muy raramente comprados en tiendas.

En Cañuelas, había algunas modistas casi exclusivas de vestidos de novia. La señora de Pérez era una de ellas. Suave, serena, infundía una paz increíble a la joven alborotada. Era capaz de terminar un vestido en una noche. Siempre buscando el detalle, aconsejando, daba vueltas y vueltas con su caja de alfileres alrededor de la niña envuelta en sedas, tules y organzas. Acompañaba a las novias a la iglesia, acomodando hasta el último momento los detalles para las fotos.

La señora “Totona” Forese de Niveloni vestía novias pero también su especialidad eran las madrinas, que querían estar tan bellas como la casamentera. Con un gran despliegue de revistas -“figurines” como se llamaban entonces- se combinaba esta capelina con aquella capa, y esta “torerita” sobre este vestido, para ocultar tanto escote, no vaya a ser que el padre cura les hiciera pasar un mal momento.

Colaboraba con ella su hermana Antonia Forese de Martinoni. Fundó su atelier de costura donde trabajó mucha gente de Cañuelas, entre ellas, Blanca Bañera, Rosita Blanco, Pocha Garavaglia.

Había también otras modistas, pero estas dos mujeres han realizado la mayoría de los blancos vestidos de varias generaciones.

En la actualidad, Valeria Girotti, joven y emprendedora, ha tomado en sus manos la difícil pero hermosa tarea de vestir novias.

Las fotos eran imprescindibles. Foto Unión pertenecía al Sr. Ladislao Lefkovics, nacido en Hungría en Budapest, casado la señora Blanca Grunban, oriunda de Rumania. Se conocieron en Montevideo y se vinieron ala Argentinaa formar su hogar, donde ya vivían dos hermanos que también se dedicaban a la fotografía. “Foto Fam”, de Néstor Gabrielo, estuvo mucho tiempo con su negocio en la calle Libertad. También el Sr. Pedro Peredo, un gran fotógrafo y Cabrera y Morales, Carlitos Rivera y Eduardo Figueroa entre otros, siguieron plasmado ese maravilloso instante.

La música para entrar a la iglesia, el altar adornado de flores y la emoción de recibir el sacramento del matrimonio era para lo que se habían preparado durante tanto tiempo los contrayentes, en esos momentos las lágrimas eran imposibles de contener. Las madrinas luchando contra el rimel y sus pestañas. La nave colmada de familias y niños bulliciosos.

Los novios saludaban en el atrio, donde se les arrojaba arroz, para desearles abundancia y luego, los chicos gritaban a coro: “padrino pelado” “padrino pelado” y el susodicho debía arrojar unas monedas que los más pequeños codiciaban (recordemos que antes los niños no manejaban dinero ni compraban otras cosas que no fueran alfajores o caramelos).

Las fiestas se realizaban generalmente en los domicilios, y eran mayorita-riamente comidas caseras. También se solía alquilar el Club Artesanos, que en esa época funcionaba en la casa donde vive actualmente la familia Gargiulo y por entonces, era conserje el Sr. Torres. Cortar la torta entre los dos, también es una tradición, pero seguramente lo mas importante fue y será lo más difícil… el “para toda la vida”.

 

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