CRÓNICA DE UN DOMINGO DE TERROR

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Por Lic. Raúl E. Valobra

El hecho sucedió el domingo ya cerca de las 7 de la mañana, cuando Agustín junto a un grupo de amigos salía de una fiesta que se había realizado en un predio ubicado en la calle Pellegrini, entre Tucumán y Córdoba. 

Debido a la gran cantidad de vehículos, ellos debieron dejar los suyos atrás del predio, así que hasta allá se dirigieron y ya una vez dentro de los vehículos, vieron que un sujeto se acercaba de forma sospechosa al auto de uno de los amigos y comenzó tirarle piedras sin mediar palabras.

El dueño del vehículo, amigo de Agustín, baja desesperado del auto para detener el ataque del vándalo, y ahí narra la hermana de Agustín, Belén, que ve a este joven agresor “metía la mano en la cintura para sacar algo de entre sus ropas”.

“la policía claramente no se preocupó en perseguirlos ni en detener el ataque, solamente nos apuntaban a nosotros amenazándonos para que nos vayamos»

Belén Loza

Fue en esas circunstancias que Agustín, el hermano de Belén, quien también observaba la situación, decide bajar del auto para auxiliar a su amigo. En ese preciso momento narra Belén la dantesca escena: “ahí es que de la nada salen del monte alrededor de 10 o más sujetos que van directo a golpear a mi hermano, sin piedad porque le pegaron con cascotes, patadas, puños y lo apuñalaron detrás de la oreja con un arma punzo cortante, está vivo por milagro ya que 2 centímetros más abajo y lo mata”.

Según testimonios de los presentes y del propio Agustín él le pedía que paren de pagarle mientras intentó resguardar su celular y la billetera, que fue cuando más aprovecharon para pegarle. Era esa horda de violentos, cerca de 15 contra un joven que estaba caído, herido y desangrándose y que en ningún momento los agredió ni los golpeó.

Vuelve a narrar Belén que ante el estupor de todos observan que su hermano “comenzaba a desvanecerse y con la poca fuerza que tenía intentó subirse al auto pero cuando quiso hacer marcha atrás, con las pocas fuerzas que le quedaban, allí es que la misma persona que lo había herido le arrojó una botella en la luneta del auto. Mientras esto pasaba ya estaba en el lugar la policía, eso sí sin hacer nada ya que el agresor se dio a la fuga por el monte sin que nadie haga nada”.

Y cierra con lo más temible y grave de los hechos que describe el condenable accionar de la policía, según manifestó Belén: “la policía claramente no se preocupó en perseguirlos ni en detener el ataque, solamente nos apuntaban a nosotros amenazándonos para que nos vayamos. Estaba claramente todo armado para robar. Nos pasó a nosotros, pero le podría haber pasado a cualquiera que pase por esa calle”.

Con una herida en su cabeza a la altura de la oreja, su hermana y amigos lo llevaron directamente a la guardia del Hospital Cuenca alta, sin que la policía preste colaboración ni convoque al SAME para socorrer a la víctima que se hallaba herida de gravedad y perdiendo sangre.

“Les agradezco a todo el personal del Néstor Kirchner porque lo atendieron enseguida. Lo limpiaron, lo cocieron, le hicieron tomografía, laboratorio, ecografía abdominal, inyectable para el dolor y quedó internado en observación alrededor de 5 horas aproximadamente”, manifestó la familia de Agustín.

Luego, las víctimas de este suceso aseguraron públicamente en sus redes sociales lo que narraron a la prensa, que la policía que había en el lugar, entienden que eran unos cuatro patrulleros no hicieron ABSOLUTAMEMTE nada en el momento del ataque y después tampoco prestaron colaboración para que una ambulancia llegue al lugar a atender Agustín.

Agustín, se encuentra aún con mucho dolor y sigue siendo asistido en el NK, según nos narró su padre, ya que hoy por la mañana se hallaban de nuevo allá, tratando de calmar todos los dolores, traumatismos, contusiones y sobre todo esa herida que pudo causarle la muerte.