El busto de Eva Perón, símbolo de una grieta histórica

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En 1955 fue destruido por una horda antiperonista, cuando un golpe de estado derrocó al gobierno constitucional de Juan Domingo Perón. En el 2006, fue reconstruido y un vecino “arrepentido” devolvió parte de la placa que conservaba su familia.


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A la izquierda del Busto puede observarse la placa restituida.

En mayo del año 2006, al cumplirse el 87 aniversario del natalicio de Eva Duarte, el Municipio de Cañuelas inauguró un busto en su honor, situado en la estación ferroviaria. Hace 12 años se selló así una grieta que dividió a los cañuelenses por generaciones.

Y es que durante años, muchos contaron –algunos con dolor y otros con objetable orgullo- sobre los acontecimientos del 16 de septiembre de 1955, cuando tras la caída del gobierno de Juan Perón, hordas antiperonistas salieron a las calles y destruyeron monumentos y bustos que se habían erigido en honor a Evita, fallecida tres años antes.

En Cañuelas, el busto fue inaugurado el sábado 9 de agosto de 1952, durante el gobierno de Alfredo Morgante, un intendente que se recuerda por haberse ganado el respeto incluso de sus adversarios políticos.

Durante el acto, una multitud participó portando una vela, y el busto pasó a formar parte de la ciudad, aunque por lo bajo muchos renegaran de su presencia. Los memoriosos recuerdan que el antiperonismo ya era patente tiempo antes del golpe de estado de la mal llamada “Revolución Libertadora”.

En 1955, entre los catorce y quince años, algunos ya estábamos cursando el secundario en la escuela local José Manuel Estrada, donde la rebeldía antiperonista se manifestaba abiertamente entre algunos. En una ocasión, dos o tres estudiantes bajaron de la pared de una de las aulas, dos cuadros de Perón y Eva. En las clases de música casi nadie quería cantar la marcha peronista”, escribió en una crónica la periodista local Nina Saetch refiriéndose a esos años.

Cuando el golpe cívico militar fue exitoso, los antiperonistas  en todo el país salieron a festejar la caída de quien ellos llamaban “el Tirano”, y los bustos conmemorativos fueron el principal foco de vandalismo. En Cañuelas,  el busto de Eva Perón fue encadenado a un auto y arrastrado por las calles del pueblo, y los vecinos de aquel entonces nunca olvidaron quienes sufrieron y quienes celebraron.

En el año 2006, por iniciativa de Marisa Fassi, el bloque del FPV consiguió el aval del Concejo Deliberante para restituir el busto, y desde entonces cada 7 de mayo el peronismo se dio cita en la estación ferroviaria para recordar a la “Abanderada de los humildes”.

Pero la historia sumó un condimento especial, porque el entonces concejal del PJ, Alfredo Morgante –hijo de quien fuera intendente- realizó un aporte invaluable: un fragmento de la placa original del busto, que un vecino le acercó.

Morgante se negó a contar quién le llevó la reliquia: sólo dijo que era el hijo de alguien que estuvo presente en la escena de la destrucción del busto, y que mantuvo como recuerdo de familia desde entonces.

«Él es opositor al justicialismo como lo era su padre. Pero el tiempo ha transcurrido, y él sabe que el agua ha corrido demasiado y se ha llevado mucha gente. Cuando se enteró de que el busto sería restituido, decidió entregar esa pieza del original para que sea integrada al nuevo busto», contó Morgante cuando entregó la reliquia.

«Las diferencias ideológicas no pueden ser excusa para arrasar con aquello que no responda a lo que creemos es nuestra verdad» rezaba el proyecto de Marisa Fassi que restituyó el monumento.

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Este lunes, como todos los años, los peronistas se reunieron para conmemorar el natalicio de Evita.