Sobre Fassi y la foto

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Cuando el 31 de agosto pasado Florencia Moreno se colgó, en Lima, la medalla de bronce sobre la campera del seleccionado argentino, estaba logrando algo más que el primer podio parapanamericano del tenis adaptado femenino. También estaba logrando la primera medalla de semejante categoría conseguida jamás por un cañuelense. Historia pura.


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Unos días después, pudo tomarse apenas 24 horas -antes de volver a entrenar para una nueva gira internacional- y volvió a Cañuelas después de casi seis meses, para visitar a su familia. En esas horas pasó también por el Municipio a saludar y mostrale su medalla a Marisa Fassi. Modestia aparte, debo agradecer también que se hizo unos minutos para visitarnos en la radio muy generosamente.

Lo cierto es que hoy Florencia no necesita ni de la prensa local ni de ningún político. Becada por el Enard como miembro del seleccionado nacional, la número uno del País (y dos de latinoamerica y trece del mundo) suma cada día nuevos auspicios. Recientemente Dunlop, Provincia Seguros y la japonesa Toyota, que la seleccionó entre atletas adaptados de todo el mundo.

¿Por qué visita a Marisa? Ella misma me lo contó: porque fue una de las primeras personas que la apoyó y por medio del Municipio auspició sus primeras giras, cuando incluso las empresas más reconocidas del distrito le negaban un aporte.

Fassi y el Municipio siempre apoyaron el tenis (y el deporte) adaptado que motorizó el Cañuelas Fútbol Club y particularmente Diego Moliner.

Este último domingo, en ocasión de visitarlo en la previa de la futura quinta edición del Cañuelas Open (otro hito deportivo para el Partido), la jefa de Gabinete se sacó una foto junto a los deportistas adaptados en la que posó sentada en una silla de ruedas.

Ni 24 horas pasaron para que varias personas -entre ellas algunos dirigentes y hasta candidatos de la oposición- salieran por las redes sociales a criticar el gesto, que consideraron excesivo, oportunista, para algunos hasta de mal gusto.

Vale primero aclarar que es habitual, en nombre de la inclusión, que los propios deportistas adaptados inviten a otras personas a probar cómo es el deporte con alguna limitación. Lo hacen los Murciélagos cuando juegan partidos frente a videntes con ojos vendados, e incluso en varias exhibiciones los tenistas adaptados prestan sus sillas para que otros las prueben.

No hay nada de malo, el prejuicio está en los ojos de quienes ven en ello algún tipo de sacrilegio. La discriminación está en la mirada que censura, no en el hecho empático de experimentar una limitación que no se tiene.

Respecto del «oportunismo» de la foto con los atletas adaptados del CFC, cabe preguntarse si esa actividad existiría en Cañuelas sin el apoyo del Municipio. Ellos lo entienden así, por lo visto, lejos de la mirada intencionada de quien todo lo juzga en función de una campaña.

Hablando de inclusión, cabe preguntarse dónde estaba esa mirada inquisidora cuando Gabriela Michetti quedó fuera de la selfie de Martín Losteau, Mauricio Macri y María Eugenia Vidal. En ese momento, es probable que la vicepresidenta hubiese preferido que quienes la acompañaban también se hubieran sentado en una silla.

 

Fernando Abdo