Cuando el corazón abriga: dos vecinas de Cañuelas construyen cuchas para perros de la calle

Compartir

 

 

Sin conocerse, Karen y Delfina se unieron por amor a los animales y crearon @cuchitascanuelas_, una iniciativa solidaria que fabrica cuchas artesanales para perros que viven en la calle. Con cartón, bolsas y empatía, abrigan cuerpos… y también almas.

Por @oscarhh10

Hay gestos silenciosos que no salen en la televisión, que no pisan escenarios ni reciben medallas. Son acciones hechas con cartón, bolsas y amor. Como las que llevan adelante Karen y Delfina, dos vecinas de Cañuelas que hasta hace unos meses no se conocían, pero que hoy trabajan codo a codo para brindar un poco de abrigo a los perros de la calle. Su proyecto se llama @cuchitascanuelas_, y desde las redes sociales invitan a la comunidad a sumarse.

“Antes de esto nosotras no nos conocíamos”, cuenta Delfina en diálogo con CañuelasYa. “Empezamos armando cuchas con cartón y bolsas. Un día Karen se ofreció a hacer un traslado, porque me habían donado unos colchones para un refugio de perros y gatos del kilómetro 54 de la Ruta 3. Durante ese viaje hablamos mucho, descubrimos que compartíamos la misma sensibilidad, las mismas ganas de hacer algo, aunque sea pequeño, por los animales que duermen a la intemperie”.

Así, con la simpleza de un gesto genuino, nació una red solidaria en miniatura, pero con impacto real. Las cuchas que fabrican no tienen lujos: son estructuras de cartón reforzadas con plástico, y por dentro, un colchón armado con ropa donada. «No es algo sofisticado», dice Delfina, «pero en las noches heladas, puede ser la diferencia entre el frío extremo y una oportunidad de resguardo».

La iniciativa creció. Gracias a la difusión en redes sociales, vecinos comenzaron a colaborar acercando cartón, alimento, mantas, bolsas o simplemente señalando dónde duerme un perrito a la intemperie. La propuesta también invita a involucrarse: cualquiera puede construir una cuchita con sus propias manos, o incluso abrirle la puerta de su casa por una noche a un animal desamparado.

“A veces la gente piensa que hay que hacer algo grande o costoso para ayudar. Pero no. La voluntad es lo más valioso”, reflexiona Delfina. “Nosotras no somos rescatistas, no vivimos para esto como muchos que admiramos, como Deby o tantos otros. Pero desde la empatía, sentimos que hay que hacer algo, lo que se pueda. Y ese sentimiento es compartido por muchísima gente”.

La historia de Rey, un perrito abandonado en la estación de servicio Shell, puso a prueba esa red de apoyo. Tenía tumores visibles y su estado era delicado. La comunidad respondió. Con lo recaudado, lograron llevarlo al Hospital Veterinario de Lomas de Zamora, donde fue operado gratuitamente.

“Ese caso nos mostró que cuando hay causas justas, la gente ayuda. Nos enviaron dinero para los viáticos, nos acompañaron, nos abrazaron en el camino. Pero también nos dejó una pregunta latente: ¿por qué no tenemos un hospital veterinario en Cañuelas? Cambiaría la historia de muchos animales”, apunta Delfina con convicción.

Lo que comenzó con una conversación fortuita se transformó en una misión. Karen y Delfina no solo construyen cuchas: construyen conciencia. En una época en la que la indiferencia abunda, ellas eligieron armar refugios con cartones y calor humano.

Si querés sumarte, colaborar o simplemente conocer más de esta historia, podés seguirlas en Instagram en @cuchitascanuelas_. Porque a veces, para hacer una diferencia, no hace falta más que eso: dos manos, un poco de tiempo y un corazón dispuesto.