El destacado trompetista Gillespi abre el Ciclo de Noches de Música en el MuseoCampo.

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El humorista, conductor de radio y músico se presenta este sábado 6 de diciembre a las 20hs en Cañuelas con su nuevo material musical: “Forma”. Promete un espectáculo sofisticado para vivir el mejor jazz en un ambiente único. El MuseoCampo es un proyecto que combina arte, naturaleza, cultura y esparcimiento en un predio extraordinario.    

Por Martín Aleandro

El MuseoCampo abre sus puertas ofreciendo un recorrido por el predio y una exquisita carta gastronómica para acompañar la velada musical. El Museo alberga la colección permanente de Fundación Tres Pinos dedicada al arte moderno y contemporáneo, en un predio de 35 hectáreas, que propone a su vez un recorrido de 2 km a cielo abierto con esculturas realizadas por artistas de la talla de Luis Felipe Noé, León Ferrari, Líbero Badíi, Bastón Diaz, Carola Zech, Juan Stoppani/Jean Yves Legavre, Gabriel Chaile, José Luis Landet, Andrés Paredes, Daniel Papaleo, entre otros.

Entrevista a Gillespi

Como sucede con la religión, y así también con el arte, solamente los creyentes más ortodoxos afirman que existe una sola. En algún sentido quizá tengan razón. Sin embargo, aunque llegáramos a admitir tal falacia, no podríamos dejar de hablar de múltiples lenguajes artísticos. Y en ese mismo sentido existen, también, artistas multifacéticos. Habla con Cañuelas Ya el pluridisciplinario: Gillespi.

En un principio Petinatto, luego Castelo, y actualmente Dolina te invitaron a compartir sus proyectos relacionados con el humor más que con la música. ¿Cómo se fue dando ese proceso?

Con ellos aprendí mucho, imposible no hacerlo cuando te toca compartir horas de trabajo con personalidades así. Siempre traté de trabajan con gente que me resulta compatible, que tengan los mismos intereses artísticos, la misma forma de ver las cosas. Comencé a los 20 años y hoy tengo 57, es mucho tiempo que estoy en la misma. A veces la gente me dice: “por qué no trabajás con Beto Casella”. Me llevo bárbaro con Beto, compartimos muchas cosas en Radio Nacional, pero no estoy buscando meterme en el medio televisivo, prefiero que las cosas surjan espontáneamente.

Has tenido varias formaciones en tus proyectos personales, hoy presentas “Forma” en los escenarios porteños y el 6 de diciembre en Cañuelas. ¿con qué se va a encontrar el público en el MuseoCampo?

Forma” es un álbum que reúne música original compuesta en 2024 de forma colectiva. Ambos nos propusimos trabajar en un repertorio y en un formato que podríamos denominar “dúo ampliado”, es decir nos damos la libertad de agregar instrumentos tocados por nosotros mismos para orquestar las composiciones originales, sin convocar a ningún otro músico en el proceso.

Así es como me encargué, además de la trompeta, de las guitarras, el bajo y otros instrumentos. Por su parte Álvaro Torres, además del piano, completó las orquestaciones con sonidos de sintetizadores y ensambles de cuerdas sampleadas.

La idea de FORMA es que pueda interpretarse en todos los formatos posibles, desde el dúo original, a versiones ampliadas con músicos eventuales que puedan cubrir los instrumentos que fueron grabados en el disco.

Vos sos un artista que sabe mixturar en el escenario la música y el humor. ¿Cómo comenzó ese camino para convertirte, en ese sentido, en un músico tan especial?

Ese es un gran tema, e incluso delicado, porque yo empecé como músico y resulté ser un tipo gracioso. Eso vino por añadidura, no lo tenía en los planes. Esas dos vertientes fueron desarrollándose, a veces de forma independiente, y a veces entrecruzadas. Pero nunca quise hacer música humorística, o quise mezclarlas a ese nivel, tipo Les Luthiers, o Hugo Varela. La parte musical la tomo muy seriamente, y los segmentos de humor los intercalo por fuera de la música. Y no siempre, porque según la noche, según el público, a veces doy un show de jazz y hablo poco, y en otras ocasiones se me ocurren chistes, o situaciones graciosas en el momento, y si la gente se ríe me da el pié a continuar. El “aplausómetro” muchas veces me da la pauta para seguir hablando, o tocar la trompeta y callarme la boca. Hace un par de años toqué en el Teatro Colón con la Camerata Bariloche, no daba para hacer chistes. En otros boliches muchas veces percibís que el público está dispuesto a la joda, y ahí es el momento del humor entre tema y tema. Y no tengo una rutina de chistes, no soy un humorista en ese sentido, no llevo escrito un guión a cada lugar, el humor surge de forma natural, improvisado, como mi música.

Hombre de Radio, TV y de grandes escenarios. ¿En qué ámbito te sentís más cómodo?

Es una buena pregunta. Yo trato des sentirme cómo en todos estos lugares, de aclimatarme y disfrutar. Te diría que hoy por hoy me resulta más cómoda la Radio porque no deja de ser esa cosa mágica, rodeado de tres o cuatro personas en el estudio, se puede controlar bastante este ámbito y clima. Con Dolina hace 15 años que estoy y siempre lo disfruto mucho. Es como una familia el equipo de Dolina. En el escenario también me siento cómodo, pero todo lo que rodea al escenario y a cada fecha muchas veces no es tan controlable. Los conciertos son más incontrolables, depende del lugar, los dueños del lugar, del público y del equipamiento que hay sobre el escenario. No es lo mismo ir a un pub en Berazategui, o en escenarios del interior del país que tocar en el Colón. Cada concierto tiene un montón de cuestiones que controlar en el momento, por esta razón, si me preguntás qué elijo a nivel comodidad, te respondo: la Radio. 

¿Cómo ves la movida de Jazz en el país?

En Argentina hay buenos músicos de jazz. Basta con nombrar a Oscar Alemán que tocaba en París con la cantante Josefine Baquer; al Gato Barbieri, un número uno total; Lalo Schifrin, una bestia componiendo música de películas, director de orquestas y pianista; Astor Piazzola que revoluciono el tango desde el jazz. El jazz argentino es muy rico y reconocido a nivel mundial. Si hablamos de un Jazz argento hablamos de una música muy contaminada en el buen sentido, elementos como el tango, el folclore, incluso en rock nacional, que es muy respetado en todos lados, están presentes y lo hacen distinto. Nuestro jazz tiene todos esos condimentos que no se encuentran en otra parte del mundo, en otras latitudes. El jazz en Brasil, o Cuba también tiene sus características especiales. En el caso de mi música, el jazz que yo toco tiene un ADN muy rockero porque yo vengo de ese palo. En mi pieza tenía el poster de Spinetta y de Sumo, por eso no puedo despegarme y me sale naturalmente por ese lado.