Cerámica apagada: cuando la industria no tiene a quién venderle.

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Una postal que parecía enterrada en los libros de historia vuelve a repetirse en 2025 con una precisión dolorosa: obreros suspendidos, hornos apagados y silencio en la línea de producción. Esta vez, el escenario es Cerámica Cañuelas, una planta emblemática de la Ruta 205, que suspende a 150 trabajadores por tiempo indefinido ante la falta de ventas.

La empresa comunicó que el personal cobrará el 75% del salario mientras dure la inactividad, que se extendería, por ahora, hasta septiembre. El gesto de pagar sueldos sin producción ya no es una señal de responsabilidad, sino un síntoma de colapso: no hay demanda, no hay obra pública, no hay construcción privada. Solo hay ajuste.

El argumento es conocido: “caída de ventas por la crisis”. Pero la escena es más profunda que una baja coyuntural. La parálisis del consumo y de la inversión se ha vuelto estructural. En este nuevo orden económico, que busca eliminar el rol del Estado y desmantelar toda política de estímulo, ni el capital produce, ni el mercado consume. El resultado es una industria detenida y un país que parece retroceder hacia modelos que creíamos superados.

Cerámica Cañuelas ya había atravesado un conflicto similar hace exactamente un año. Aquella vez, los trabajadores resistieron las suspensiones con el apoyo de los gremios. Hoy, el escenario es otro: las paritarias no se cumplen, los balances empresariales no se muestran, y las decisiones llegan por telegrama o cartelera interna.

La Federación Obrera Ceramista volvió a pedir la intervención del Ministerio de Trabajo. Pero en este contexto, hasta los organismos de control parecen también estar en suspenso.

El fenómeno no es aislado: Cortines en Luján y Cerro Negro en Olavarría enfrentan recortes similares. De vender 1.200.000 metros cuadrados de cerámicos en 2024, el sector pasó a colocar apenas 400.000 en este tramo de 2025. Un desplome de casi el 70%.

Todo indica que la construcción ya no impulsa la economía interna, sino que se ha convertido en una de sus principales víctimas. Y cuando eso ocurre, hasta la lógica más básica del capitalismo deja de funcionar.