Con la bandera en las manos.

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“Yo no me considero un excombatiente, me considero un veterano de guerra, porque de algún modo seguimos peleando por las Malvinas, por nuestros derechos y el reconocimiento por lo que dimos”.

Eduardo Gallardo

A cuarenta años de la guerra marcó a fuego la historia argentina, la voz de nuestros soldados es imprescindible. Esa mañana (LRA1) Radio Nacional transmite en cadena la noticia: “Comunicado de la Junta Militar, como órgano supremo del Estado, comunica al pueblo de la Nación Argentina: hoy la República, por intermedio de sus Fuerzas Armadas, mediante la concreción exitosa de una operación conjunta ha recuperado las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur para su patrimonio Nacional…”. La crónica conmovió a la población, la dictadura venía en declive y necesitaba el apoyo popular. Muchos historiadores y pensadores opinan que la guerra de Malvinas fue una estrategia para perpetuarse un tiempo más en el poder, que no había posibilidad de ganar y que el camino diplomático era más efectivo. Hoy, a cuarenta años del conflicto en el Archipiélago sur, cada quien puede sacar sus propias conclusiones al respecto.   

Los verdaderos héroes fueron los soldados que participaron, lucharon y siguen luchando a cuarenta años de la guerra. Por Las calles de Cañuelas podemos encontrarnos con estos héroes que son un orgullo para nuestro pueblo. Hace exactamente un año tuvimos una larga charla con el suboficial de la Armada Argentina y Veterano de Malvinas Eduardo Gallardo en Radio La Campesina. En el Estudio éramos tres, el periodista Claudio Rodríguez, Eduardo y yo, afuera, en la cabina, el operador Daniel Bairelles y la productora Claudia Moyano. El silencio fue abismal cuando comenzó el relato sobre el desembarco a las Islas. Su voz era áspera y por momentos entrecortada. En varios pasajes se le llenaron los ojos de lágrimas al traer a su memoria este momento que marcó su vida para siempre.

A continuación el relato en primera persona: “A la mañana (N. de la R. 3 de Abril de 1982) desembarcamos en Grytviken, que es la parte más habitada de las Islas Geogias, allí hay un pueblito con diez casitas y una Plaza de Armas, como la llaman ellos”.

“El combate por Grytviken grabó la primera imagen desgarradora que tengo de esta guerra. Bajo un cielo plomizo salió un helicóptero Puma desde la popa de nuestra embarcación con veinte soldados y tres tripulantes de la aeronave con destino a la Plaza de Armas, cuando está por aterrizar, bajó un saldado nuestro con la bandera celeste y blanca, corrió hacia el mástil para bajar la bandera inglesa y subir la argentina, momento en que le dispararon desde una ventana de una de las casitas cercanas y le pegan un tiro en la frente. Cayó nuestro soldado de rodillas abrazado a la bandera”.

“La vuelta fue la guerra más dura. Este es un tema muy difícil, ya entra a jugar la política. Lo que yo pude ver estando dentro de la Fuerza es que se vino un plan de desmalvinización: olvídense de todo. Hubo negociado de los gobiernos, había que desarmar la Fuerzas Armadas, tenía que desaparecer: de Malvinas no se podía hablar más. Recién los veteranos, y reconozco el esfuerzo que han hecho los soldados y los conscriptos de salir a golpear puerta por puerta. Todos los beneficios que hoy hay para con los veteranos de Malvinas es por la organización y lucha política de nuestros soldados que se movieron buscando leyes. El primer presidente que nos escuchó fue Menem y nos dio una puntita que correspondía por la Cruz Roja internacional. Como este país no tiene experiencia de excombatientes, los primeros indemnizados que hubo, fueron indemnizados como por un accidente en una fábrica, un accidente de trabajo. Eso no corresponde, había que hacer leyes nuevas, nosotros veníamos de la guerra. Acá se hizo todo a base de golpear puertas y buscar, y aunque parezca mentira, nos dio una mano Inglaterra y Francia, porque ellos sí tenían leyes para los excombatientes, los británicos y franceses tenían más experiencia por la Primera y Segunda Guerra mundial. El gobierno que hizo mucho por nosotros fue el de Néstor Kirchnner, él hizo mucho por los veteranos porque reconoció lo poco o mezquino que había sido Carlos Menem. Ahí se acomodó todo: las pensiones se fueron al triple y la asistencia médica y psicológica también se mejoraron”.

Por Martín Aleandro