La dura batalla cultural contra el sometimiento y la manipulación

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Por Raúl E. Valobra

En medio de esta sociedad hipermediatizada cuantos individuos, desvalidos de preparación y de segundas lecturas, quedan expuestos a los infinitos bombardeos de las “fake news”, operaciones de prensa, insultos programados, nado sincronizado, blindaje mediático, odio independiente, parte de las armas letales que la derecha utiliza para avasallar el mundo de las ideas y la información de cada ciudadano que, inocentemente, transita el día a día sin poder ver esta realidad subyacente.

La sobresaturación de la navegación por las distintas redes sociales y portales de internet tiene por finalidad ofrecerle al usuario una falsa sensación de compañía, de información constante, cultura general y se transforma en un escudo protector que surge ante cada necesidad, ahora hasta de dinero, por lo que el mundo de muchos humanos se reduce a la utilidad plena de la gran red que cubre al planeta.

La manipulación de esa masa asegura un piso electoral, cambia el humor de la gente, inocula una dosis de fracaso diario, el derrotismo generalizado es una herramienta que manejan a la perfección, trasladarle a “los argentinos” que “no servimos para nada” o que “somos un desastre para todo”, es parte de su doctrina del mal y lo peor ocurre cuando algunos políticos viajan al exterior y llenos de cinismo lo expresan sin ponerse colorados, para recibir una palmadita.

Eso sí, si salimos campeones del mundo de fútbol, enseguida dejan atrás todo su asqueroso discurso agraviante y buscan ser parte de ese logro deportivo, los desborda el exitismo pragmático, como si la copa del mundo pudiese borrar el colosal rejunte derrotas que -según ellos- arrastra nuestro país, en lo que se convierte en una prueba irrefutable de la doble moral con la que se manejan, en todo y para todo, a la par de la doble vara con la que miden lo propio y lo ajeno.

Es un año complicado para la humanidad, la guerra entre Ucrania y Rusia; la salida de la pandemia; el cambio climático; la escalada inflacionaria global, más las cuestiones propias de nuestro país, que tienen como principal factor: LA DESCOMUNAL DEUDA HEREDADA, hacen que el panorama electoral del 2023 no venga con los mejores pronósticos y se analice un escenario imprevisible que nada tiene que ver con la oposición, es decir: ellos siguen siendo tan nefastos como antes y sus aspiraciones solo tiene que ver con lo que enuncié en párrafos anteriores.

La batalla cultural suele ser a veces una derrota para el campo nacional y popular pero aun así debe dársela, ofrecer esa contienda discursiva argumental, en cada lugar donde haya un esclavo de la tiranía comunicacional, víctima del sistema, pergeñado para lograr este sometimiento avieso, que se ejecuta sin tirar balas ni lanzar bombas; apenas con bastante manipulación mediática y una dosis exacta de law fare judicial, un cóctel mafioso que abordó la política, como un caballo de Troya, para destruir nuestras pretensiones de Patria y reducirlas a colonia.