Oficialismo y oposición: panorama electoral de Cañuelas

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Por Eduardo Vitali

“Nos equivocamos feo con Alberto”. La frase fue esbozada por un intendente de la primera sección electoral ligado al ya diluido albertismo. Eso, un presidente que no contentó ni a su propia tropa, sumado a la inflación del 7,7% en marzo, el ajuste fiscal y las tasas de interés incluso por encima a la era de Mauricio Macri, y un ministro de Economía que parece ser el as bajo la manga de Cristina Kirchner resultan un laberinto difícil de escapar para el Frente de Todos.

En forma de cascada, las internas y la crisis económica golpea a los oficialismos peronistas en varios municipios de la provincia de Buenos Aires. Fue lo que sucedió en 2021. Sin embargo, Cañuelas fue uno de los pocos distritos que pudo dar pelea electoral a pesar de la compleja coyuntura. Hay una razón principal: el armado es armonioso y el liderazgo político de la coalición de la mano de la intendenta Marisa Fassi es indiscutible.

Naturalmente, la lógica sería que Fassi vaya por su reelección. Por su liderazgo y por la alta imagen positiva que ostenta. Pero es una incógnita en el siempre hermético oficialismo cañuelense. “No sé si será Marisa o Gustavo (Arrieta)”, se pregunta un importante referente local del Frente Todos.

Al margen, los acercamientos entre los diferentes sectores que componen el FdT cañuelesense ya comenzaron. Son varios satélites los que reclaman lugares preponderantes en la lista. Uno de ellos es el Frente Renovador que en la actualidad cuenta con un concejal, Leonel Fangio, quien concluye su mandato este año. Fangio deslizó tímidamente su ambición de ser candidato a intendente. Pero siempre respetando y asumiendo los liderazgos de Gustavo y Marisa. Es quizás, una forma de subirse el precio para obtener un lugar en la lista.

Por otra parte está la otra fracción renovadora que lidera la diputada provincial Ayelén Rasquetti. Si bien la exconcejala no se fue del todo bien de la secretaría de Desarrollo Social, mantiene en la actualidad una muy buena relación con Fassi. Rasquetti tiene mandato legislativo hasta el 2023.

Habrá un solo lugar en la lista para el espacio que fundó Sergio Massa. Será, en tal caso, algo que deberán resolver Rasquetti y Fangio, que aún siguen enfrentados.

A Alejandro Cidd Menna y a la tropa de Volveré ya se les esfumó las ganas de gobernar que transpiraban allá por 2019. Pero es un espacio que siempre es tenido en cuenta. Sin embargo, Cid Menna tiene mandato como concejal hasta 2025. Seguramente sea el Ejecutivo, en caso de ganar, donde se le dé lugar a los siempre fieles militantes de Volveré.

Frente Grande, personificado en Telma Martines, actual consejera escolar, también reclama lugares importantes.  Pero Martines también tiene mandato hasta 2023.

 

Un cúmulo de ambiciones que serán administradas, como siempre, por Gustavo Arrieta y Marisa Fassi. Lo que se busca es mantener, cómo viene sucediendo hace años a la hora de afinar la lapicera electoral, la correlación de fuerzas dentro del panperonismo Cañuelense.

Por ahora, está todo en orden y de manera armoniosa. Es, naturalmente, el sustrato de liderazgo que ostenta el matrimonio que gobierna Cañuelas desde hace más de 15 años.

Todo lo que es orden y paz en el peronismo local es interna y enfrentamiento en Juntos por el Cambio en general y en el Pro y la UCR en particular. En la coalición opositora los intereses se contraponen y la estrategia electoral, si es que existe, está desperdigada por doquier.

Mientras los halcones se potencian a nivel nacional y provincial en las encuestas, en Cañuelas los que traccionan para esos armados ganan lugar partidario pero no miden en las encuestas locales. Es, posiblemente, la principal encrucijada de JxC.

El único consenso que existe dentro del Pro y la UCR es la principal diferencia entre los dos partidos más importantes de JxC. Mientras todo el universo amarillo pregona la búsqueda de una lista de unidad, el radicalismo ya dejó en claro que las PASO deben ser la herramienta para dirimir las candidaturas y que se enfrenten, tal como sucedió en 2019 y 2021, un candidato de cada partido.

Leonardo Iturmendi y Santiago Mac Goey fueron los protagonistas de esa contienda que está empatada. En 2019 ganó Mac Goey por el Pro y en 2021 Iturmendi por el radicalismo. Ambos siguen siendo los dirigentes que más miden dentro del universo cambiemista. Pero las adhesiones que consiguen con los vecinos no la tienen dentro de sus espacios.

Mac Goey es el que más sufre esa dualidad: envalentonados con el armado nacional de Patricia Bullrich a nivel nacional, Carlos Alvarez y Natalia Blasco se subieron a la campaña electoral con las críticas más ácidas hacia el oficialismo. Alvarez, que ya se postuló como candidato con el aval de Bullrich, aún no termina de medir en las encuestas de manera que le permita soñar con la intendencia.

La debilidad de Mac Goey, causada de manera endógena (errores propios) y exógena (acierto de sus detractores cercanos) se visibiliza en el Concejo Deliberante: “No habla. No dice nada”, analiza un propio concejal de su espacio.

Por su parte, Iturmendi también sufre el avance de los halcones en el histórico partido: “Polo” Pérez Armari y el ex intendente Ezequiel Rizzi pretenden volver a tener el protagonismo que tuvieron en algún momento.

En paralelo, el armado nacional y provincial de la UCR desconcierta por completo al universo de Iturmendi. “Noni” ya se expresó en total desacuerdo con el alineamiento de Facundo Manes al ala dura del Pro (Patricia Bullrich) y al grupo Malbec del radicalismo. “Nos tiene expectante a ver como se resuelve. Necesitamos resoluciones para ver cómo va a ser el futuro inmediato. Hoy no tenemos una certeza de cómo se va hacer”, fue la reflexión de Iturmendi luego de la foto de Manes con Bullrich.

En rigor, Juntos por el Cambio en Cañuelas es una nave que va a toda velocidad. Por ahora sin piloto ni rumbo.