Ezequiel

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Por: Fernando Abdo


Foto: Rizzi durante la asunción de Claudia Pereleteguy, presidente de la UCR local.


Héctor Rivarola fue el último intendente radical. Tras haber sido protagonista indiscutido de la vida política entre el 1983 y el 2007, su última gestión fue la peor de todas las que protagonizó el radicalismo desde el retorno de la democracia.

Rivarola se fue dejando al Municipio con una prestación de servicios calamitosa, un parque automotor desvencijado, las cuentas en rojo y un gran desprestigio político, luego de ser interpelado e incluso reemplazado en medio de una licencia psiquiátrica.

Nino siempre culpó por sus desventuras al rizzismo, cuyos concejales lo hostigaron permanentemente –incluso promoviendo una interpelación y rechazando en el año 2005 una Rendición de Cuentas, dos cosas inéditas en la vida democrática- y se negaron a darle auxilio económico mediante una actualización del valor de las tasas municipales. En cuatro años no le aceptaron siquiera un peso que pedía como adicional para Seguridad.

En aquel entonces todos los periodistas recibíamos seguido un reclamo de quien hasta hacía poco tiempo había sido intendente: Ezequiel nos pedía que dejásemos de nombrarlo en los medios: “No es rizzismo, yo no soy el jefe de nada, en todo caso es una línea interna del radicalismo que se llama Lealtad y Lucha, no soy yo”, repetía.

Es verdad que a mediados de su última gestión como intendente, Rizzi decidió retirarse de la política. Pero para ser candidato, Rivarola debió primero ganar una elección interna ante su delfín, Ismael Vanía. ¿Cómo y quien eligió a Vanía para que sea precandidato? El mismo Rizzi, en su despacho de intendente, rodeado de sus principales allegados, luego de que en una asamblea llevada a cabo en el salón de un barrio privado fracasara la idea de que “Machito” fuera designado candidato por aclamación.

Trabajé bastante tiempo al lado de Ezequiel, primero en su gestión, e incluso compartí unos breves años de militancia. Lo considero el mejor dirigente que ha dado el radicalismo local del ´83 para acá, pero también debo suscribir los dichos de Leonardo Iturmendi, cuando aseguró que por mucho tiempo en Cañuelas ser joven y radical era un pecado. La misma generación de políticos que eran muy jóvenes en el retorno a la vida democrática, fue la que después impidió paso a la generación que le seguía. Los 35-45 que alguna vez fueron radicales hoy militan en otro espacio (algunos con franco éxito) o dejaron de militar. Deberían hacerse cargo.

También trabajé junto a Ezequiel cuando me convocó a formar parte del semanario La información. En cuanto a la libertad que me dio para ejercer el periodismo de manera libre e independiente, no tengo quejas. Incluso hasta en más de una ocasión puse de manifiesto la deliberada falta de apoyo de los concejales rizzistas a la gestión radical de Rivarola. Se enojó, pero no hizo nada por impedirlo.

Pero no puedo menos que sorprenderme por esta semana de regreso mediático del exjefe. Primero porque volvió haciendo lo que siempre detestó: a través de una operación de prensa. Pero más llamativo aún que eligiera a El Ciudadano, medio que él mismo denostó durante toda su vida pública, para intentar socavar la correcta elección de Iturmendi como precandidato por la UCR.

Tiene un poco más de sentido que al menos ahora concediera una entrevista a La información, aunque en el medio -al que le di 10 años de mi vida y a veces me duele leer- no consigne quién la hizo. En esa nota Ezequiel vuelve a contradecirse, al asegurar que “está analizando” ser concejal. ¿Alguien se lo ofertó? ¿O considera que por haber ocupado el cargo de intendente y senador ya le corresponde perse, aún cuando por 15 años se haya dedicado a la actividad privada sin casi pisar el comité? Después, prefiere como candidato  a su amigo por sobre quien durante todo este tiempo le puso el hombro a su amado partido para que no se caiga. Eso igual no me sorprende.

El Ezequiel Rizzi que yo conocí hubiese sido lapidario con este tipo de actitudes. Lo sé, porque siempre se molestó cuando algún político quiso utilizar el medio que él fundó para intentar instalar una candidatura.

Le sobran pergaminos y experiencia para hablar de política. Y celebro que vuelva a brindar públicamente sus opiniones, aunque en lo personal hubiese preferido que hablara de cosas más interesantes.

Eso sí, espero que no se enoje si ahora lo volvemos a nombrar.

 

Fernando Abdo: director de CañuelasYa