Obras en beneficio.

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Marisa Preves, miembro pionera de la Agrupación de Teatro Monte, converso con CañuelasYa acerca del trabajo que ella y su grupo teatral llevan a cabo para la puesta en escena de obras infantiles- todo con fines de reunir fondos para instituciones de San Miguel del Monte.

La Agrupación de Teatro Monte (@teatro_monte en Instagram) es un grupo que se dedica a adaptar obras populares y reelaborarlas para un público infantil en beneficio de instituciones locales. Cada obra lleva un año de preparación, y cuenta con su propio vestuario, escenografía y libretos reelaborados para que el público también pueda llevarse mensajes que las productoras consideran importantes: por ejemplo, en el Mago de Oz, el equipo reelaboro el texto para orientarlo sobre el cuidado del planeta y dar un mensaje anti bullying.

Marisa Preves, oriunda de Haedo y jueza del Juzgado de Paz Letrado de San Miguel del Monte, es miembro pionera de la iniciativa teatral, y junto a un grupo de alrededor de 22 personas (entre ellas, niñas y adolescentes) ponen en escena versiones reimaginadas de clásicos como Alicia y el Mago de Oz, su trabajo más reciente que estrenaron a mediados de mayo. Sí bien el grupo con el que trabaja ahora arrancó en 2018, ella se dedica a esto hace ya 30 años.

¿Hace cuánto haces teatro?

Empecé a hacerlo a los 14 años de forma amateur, tengo 64 ahora. Siempre hice teatro underground, soy abogada y no me dedico a esto, lo hago porque me gusta, sobre todo el teatro musical. Acá empecé por una convocatoria de una amiga mía, que ahora vive en Luján, para ayudar a una parroquia que solicitaba fondos para ropa y calzados debido a una gran inundación que hubo en ese entonces. Yo no soy montense, pero ella sabía que había hecho teatro en Haedo, así que me invitó. Desde esa vez, todas las veces que actúe en Monte fue en beneficio de instituciones, el grupo y yo no nos separamos nunca de esa idea y no podríamos hacerlo de otra manera.

¿Queda alguien de ese grupo original en la formación actual?

Esta Marita, que es un poquito más grande que yo. Después el grupo fue creciendo- se sumaron Vero y Fernanda hace 20 años e hicimos una obra que la habíamos bautizado algo así como “Los juguetes y los niños”. El grupo que tenemos ahora se consolidó cuando hicimos Alicia en un País Maravilloso, una adaptación de Alicia en el País de las Maravillas.

¿Cómo cambió el proyecto hoy en día?

Somos 22 personas en escena, 21 mujeres y un varón, y tenemos la suerte de tener un arquitecto y una chica que hace unas puestas en escena excelentes con decoraciones y pintura. Las devoluciones que tenemos son muy buenas, nos dicen que son obras que tranquilamente podrían estar presentándose en Capital. De hecho, este año incorporamos canciones que incluso fuimos a grabar a un estudio de grabación. Son obras con mucho colorido y contenido.

¿De qué formas reelaboraron el Mago de Oz?

El Mago de Oz es una obra viejísima estadounidense, que en 1940 intentó mostrar lo que era el sueño americano: es decir, esforzarse y atravesar cantidad de cosas traumáticas para lograr una meta a través de, claro, el esfuerzo. También tiene esta cosa de la valoración personal, de las virtudes propias que quizás a veces no apreciamos o desconocemos. Tratamos de hacer foco en mensajes anti bullying, por ejemplo. Además, como tenemos una chica que le gusta mucho escribir y es profesora de literatura y letras, ella reformuló la cosa y lo oriento para el lado del cuidado del planeta. Tenemos el mundo de los munchines que son ecosustentables, y hablamos de las brujas malas que contaminan todo, por ejemplo. Entonces, lo que agradecen los docentes y las mamás es que los nenes se van con un mensaje bastante importante aparte del que estaba en el texto original.

Siempre trabajan el texto para que los chicos aprendan algo, entonces.

Totalmente, también la traemos a nuestros lugares, porque es diferente dar una obra en el conurbano, CABA o en Monte. Nosotros la adaptamos mucho a la parte montense, y a veces se dicen cosas que solo van a entender las personas que están en nuestras plateas. También cambiamos cosas en función de quien sea nuestro público: por ejemplo, el otro día una de nuestras funciones fue para chicos de una escuela técnica, que nos ayudaron mucho con la escenografía, entonces los nombrábamos como chascarrillos en partes de la obra para que la gente, más que nada los adultos, se rían.

Dijiste que las obras siempre son en beneficio de instituciones; ¿ellas se acercan a ustedes o es al revés?

Se acercan a nosotros, pero ayer nos reunimos con el grupo de producción y planteamos que la próxima tendríamos que convocar a todas las instituciones de la localidad y después empezar nosotros a ubicarlas y hacer una especie de evaluación de necesidades.

¿Tienen planes de llevar este proyecto a otras localidades?

Nos llamaron de General Belgrano, esa es una charla que tenemos pendiente con todo el grupo, porque obviamente hay que ver con qué condiciones nos trasladamos; tenemos mucha escenografía, y tendría que viajar uno de nosotros con antelación para ver el teatro… Pero el tema es más que nada la escenografía, la musicalización y las luces.

¿Cuánta preparación conlleva cada obra?

Las obras se preparan con un año de antelación porque todos, si no se trata de estudiantes, trabajamos o tenemos otra ocupación, por lo que tenemos un día de ensayo por semana. Los ensayos tienen cosas lindas, cosas feas, a veces nos agarramos la cabeza porque sentimos que sale todo mal… pero llegamos. En realidad, esta obra se extendió un poco; empezamos en marzo del año pasado, frenamos en noviembre y retomamos en febrero hasta presentarla en mayo.

Me imagino que demanda mucho esfuerzo, más para vos que sos productora del grupo.

Claro, tuvimos que poner un grupo de cuatro personas: Claudia, Evelyn, Belén y yo, porque ¡hay que hacer muchas cosas en un grupo de teatro! Durante el año hay que ver cuánto vamos a pagar para la cuota, que es el dinero que vamos a tener para ir utilizando porque todo lo va lo bancamos nosotras. No le pedimos plata a nadie, no es que tenemos a alguien que nos subvencione. Cuando hacemos obras, donamos la mitad para la institución, que además logra más fondos con cantinas, y el resto va a reponer escenografía que se nos ha ido rompiendo, por ejemplo- pero bueno, ¡no nos quejamos! Es parte de la diversión y del cable a tierra que tenemos en lo que hacemos. Esto es más que nada lúdico, como un circo. Te tiene que gustar el rubro, y a nosotras nos encanta.