Tiempo de cambios en la Policía

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En medio de un clima enrarecido, el jefe de la Policía Comunal pidió el traslado y dejaría el cargo en los próximos días. Es el segundo jefe que se va en un mes y medio. Antes de fin de año, la Policía Local dejará de existir. Internas, investigaciones y rumores y desconfianza. ¿Qué va a pasar?


En la foto: Pawlowsky y Carlomagno. Uno se fue, el otro arma las valijas.


La problemática de la Seguridad había dejado de ser –al menos en Cañuelas– una preocupación central. Las estadísticas mostraban que el delito se había “estabilizado”; el funcionamiento de la Policía Local como fuerza de cercanía ya estaba asentado; y en comparación con distritos vecinos todo parecía funcionar más o menos bien.

La mejor prueba de ello es que durante la campaña para las PASO, el tema Seguridad no fue un eje central del debate, ni para oficialistas ni para opositores.

Pero la armonía se quebró algunas semanas antes de las elecciones primarias, cuando se sucedieron varios casos de entraderas violentas en domicilios del casco urbano, así como robos a comercios sospechosamente céntricos. El colmo: durante el mismo día de las elecciones –el domingo 13 de agosto- con la ciudad atestada de fuerzas de seguridad, varias casas fueron saqueadas, entre ellas la de la madre de una de las principales candidatas de Cambiemos.

Desde el Palacio Municipal siempre desconfiaron de la casualidad del aumento de los casos previo a las elecciones, aunque no apuntaban a la política sino a una –otra más- interna policial. Los rumores hablaban por entonces de una fuerte investigación sobre el proceder de varios policías, a partir de datos aportados por la Fundación La Alameda que comenzó hace unos meses a trabajar fuertemente en la recolección de datos sobre redes de venta de drogas en barrios y localidades.

Esas versiones nunca fueron confirmadas o desmentidas oficialmente, pero pocos días después de las PASO, la crisis hizo saltar el primer fusible: el jefe de la Comisaría Primera, subcomisario José Carlomagno, fue apartado del cargo y reemplazado por el comisario César Guido López. No hubo anuncios, ni informes oficiales: sólo pasó.

Pero los robos no se detuvieron, y por el contrario la ola delictiva siguió su curso, apenas detenida por un par de semanas luego de que la intendenta Marisa Fassi ordenara un fuerte operativo de saturación, exagerando la presencia policial sobre todo en los accesos. En cuanto la presión aflojó, los hechos volvieron a repetirse.

Para colmo, en medio de la tensión, la misma policía anunció con bombos y platillos la detención del presunto responsable de los robos en el barrio 12 de Octubre, un joven de 27 años de apellido Sánchez a nombre de quien estaba inscripto el presunto vehículo identificado en al menos dos de los hechos.

El caso llegó incluso a tener trascendencia en algunos medios nacionales. El joven, sin antecedentes, llegó a estar detenido por 10 días hasta que su familia convenció al juez de que el auto había sido entregado a un agenciero para la venta con el Formulario 08 firmado. El único elemento que lo ligaba al caso –y que ahora deberá investigarse seriamente- es el testimonio de un policía que dijo haberlo reconocido. Pese al pedido del fiscal y las autoridades policiales, el juez de Garantías lo terminó liberando, dejando muy mal parados a los investigadores.

Como trasfondo de esta crisis, está también la situación de la Policía Local, a la que –a pesar de la resistencia de las autoridades locales- la Provincia parece haberle firmado el certificado de defunción.

Primero, el gobierno de María Eugenia Vidal decidió discontinuar en el 2017 la Escuela de Policía, que en los últimos tres años aportó a Cañuelas casi 200 nuevos efectivos. Luego, fueron desafectados unos 40 policías, con el argumento de que no habían superado un examen psicotécnico. Entre ellos, el polémico caso de una joven embarazada, cuya situación no fue aún revisada.

La decisión final es la “unificación” de las Policías Local y Comunal, un eufemismo para terminar de disolver el esquema de vigilancia que actualmente cumplen los llamados “pitufos”, que pasarán a integrar antes de fin de año la policía bonaerense, mezclándose con los tradicionales uniformados.

El bloque de concejales de Cambiemos presentó un proyecto pidiendo que sea el propio Municipio quien rescinda el contrato, algo a lo que el oficialismo se negará. “Sabemos que la decisión está tomada, sabemos que es un hecho que las policías se unificarán, pero que el costo político de lo que pase lo asuma la Provincia, nosotros creemos que es un cambio para peor”, adelantó un concejal del FPV a este medio, sobre la postura que tomará su bloque.

Con este mar de fondo, trascendió el lunes un nuevo cambio en la policía. Germán Pawlowsky, nada menos que el jefe de la Policía Comunal –máxima autoridad del distrito, con autoridad en las comisarías de Cañuelas, Máximo Paz y los destacamentos de todas las localidades- acaba de pedir el traslado.

Su salida se concretará en los próximos días. Fuentes del área de Seguridad negaron que estuviera relacionada con las versiones sobre investigaciones en la Comisaría: “Decidió reabrir su estudio –es abogado- y por cuestiones familiares quiere estar más cerca de su casa. Además tiene ofrecimientos de otros distritos más grandes en población”, aseguraron.

Sobre su reemplazo, hay dos versiones. Se dice que podría ocupar su lugar el oficial de mayor rango en el distrito –sería el actual Jefe del Comando de Patrulla, comisario inspector Marcelo Silveyra- o el actual jefe de la Policía Local, Claudio Filito.

Si le designación sale de un acuerdo entre las autoridades locales y el Ministerio de Seguridad, todo apunta a que será Filito, que deberá ser reubicado cuando la fuerza a su cargo deje de existir en Cañuelas, y quien además cuenta con la máxima confianza por parte de la intendenta Marisa Fassi y el diputado Gustavo Arrieta.


Fernando Abdo